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     Sin dudas, una de mis películas favoritas es "Groundhog Day" (la traducción literal es "Día de la marmota" pero se trajo al cine nacional como "Hechizo del tiempo"), con Bill Murray y Andie MacDowell. Si no la vieron, deberían ir corriendo a verla, pero tampoco los voy a cansar con detalles y solamente voy a resumir que es la historia de un meteorólogo de televisión al que le encomiendan cada año cubrir el evento que da título a la película en el pueblo de Punxsutawney (Pennsylvania, EEUU), donde, según dice la tradición, si este animal sale de su madriguera el día 2 de febrero y ve su sombra por haber tiempo despejado, predice que todavía quedan 6 semanas de invierno en norteamérica, y en caso contrario es porque la primavera llegaría con anticipación. Phil, el hombre protagonista (la marmota se llama igual), odia tener que viajar otro año a este acontecimiento y más odia a este lugar donde terminará varado por una fuerte tormenta de nieve. Pero el nudo de la trama comienza cuando descubre que está atrapado en ese pueblo y en ese mismo día 2 de febrero que se repite para él una y otra vez continuamente, mientras que el resto de las personas lo viven como si fuera un día único y normal.

     Hay una clara analogía entre el estar atrapado eternamente en un mismo día en la película y el tedio abrumador de la rutina diaria en la vida de las personas. Phil dice en un momento: "Estuve en las Islas Vírgenes una vez. Conocí a una chica (...) Ese fue un muy buen día. ¿Por qué no podría tener ESE día una y otra vez?", pero un día excepcional es, justamente eso, algo extraordinario que no sucede a menudo. Puede ser que nuestra vida se componga de unas cuantas actividades interesantes que (con suerte) elegimos libremente, pero que con el paso del tiempo u otras circunstancias se hayan convertido en tareas ordinarias y nos hayan dejado con la sensación de ser esclavos de las mismas. El film evita mencionar algo concreto como la causa de esta maldición y con inteligencia lo deja a interpretación del espectador. De igual forma, es probable que tampoco nosotros sepamos qué fue lo que hizo que cada uno de nuestros días sea casi indistinguible del día anterior, y que nos hayamos olvidado ya de cuándo comenzaron a repetirse.

     ¿Qué haríamos al darnos cuenta de que en nuestra vida se repite continuamente el mismo día? ("¿Qué pasaría si no hay un mañana? No hubo uno hoy"). En la película el protagonista atraviesa distintas fases similares a las etapas del duelo, desde la incredulidad y la confusión inicial, varios niveles de rebeldía, enojo y depresión, hasta que llega a una aceptación de la situación e intenta convivir con ella. Seguramente nuestra rutina no nos habrá impactado de la misma forma, más que con una sucesión de aburridos días parecidos. ¿Nos habremos conformado con esa vida? ¿Será que no nos sentimos esclavos o nos parece que cualquier cambio no vale la pena el esfuerzo? En la búsqueda de Phil por salir del ciclo, podríamos decir con una mirada superficial que el punto de quiebre del "hechizo del tiempo" fue haber conseguido enamorar a su compañera Rita a través de medios sinceros: "(Phil) ¿Por qué estás aquí? (Rita) Dijiste quédate, así que me quedé". Tan simple. Tan complejo. Pero la reflexión profunda nos dice que la conquista de la chica es algo secundario, que el camino de salida de la película que nos deja también una respuesta para la vida que vivimos es el cambio, convertirnos en mejores personas mientras que lo demás llega a consecuencia.

     Las malas noticias son que tal vez no sea tan así y que tal vez no haya una salida ni tampoco una respuesta. La salida de una situación que muestra una película no necesariamente nos sirva, y la respuesta escrita en un blog quizás no conteste nuestra pregunta. Phil acepta su condición y en su camino de cambio se vuelve alguien mejor. Pasa mucho, muchísimo tiempo en su universo personal dominando distintas habilidades, y hay quienes calculan que son varias décadas que vive el mismo día 2 de febrero en Punxsutawney. Años y más años cambiando y mejorando. Lustros enteros llenos de días casi perfectos en los cuales es una excelente persona pero no lo suficiente. No va a comenzar a nevar repentinamente luego de un beso sincero para respondernos que ahora sí hicimos las cosas bien y el hechizo se rompió. En nuestra realidad probablemente no veamos la salida aunque la hayamos cruzado.

     No hay una respuesta. Dije que un blog no da las respuestas porque así escribo mis historias: se plantean y desarrollan una o más ideas y se intenta que tengan un cierre redondo con sentido en el final, pero deliberadamente hay siempre cosas escritas de manera oscura, nombres que no se mencionan, situaciones que se presentan en forma ambigua para que el lector cambie detalles con sus propias interpretaciones personales. El tema es: no hay una respuesta porque la respuesta sobre qué rompe el hechizo no importa. No es algo concreto y depende de cada uno. El cambio, el día en el que dejamos atrás el purgatorio donde estábamos residiendo para continuar con la siguiente etapa es algo que tenemos que decidir nosotros, no una nevada, no la chica que decidió quedarse a nuestro lado.

     Podemos o no ser mejores personas cuando sigamos adelante. Podrá nuestra vida ser mejor de lo que era o no. Lo único que cambia es el cambio mismo. La vida es movimiento.


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