Feliz Navidad
Cuando era joven la Navidad era algo muy distinto para mí, y supongo que sucede lo mismo para la mayoría de las personas, pero no me refiero a la inocencia perdida de niños a la espera de esa fecha, que no es otra celebración más, sino un día de pura magia y asombro. Me fascinan aquellos que pueden todavía conservar el mismo espíritu de sano festejo que sale desde adentro y es todo risas sin cuestionamientos agregados, pero subido al tren de la búsqueda constante de respuestas, el significado de la Navidad fue cambiando en el transcurso de mi vida.

No fui parte de una familia con profundas convicciones religiosas, pero las Navidades de niño tuvieron su pequeña cuota de Cristianismo al punto de que por mucho tiempo me molestó bastante el tratamiento banal con el que sentía que se celebraba en países como Estados Unidos, donde todo se trata únicamente de pinos y nieve, renos, Santa Claus y casas llenas de luces, y no hay rastros de espiritualidad, ni pesebres con la representación de Cristo bebé, ni tan siquiera la mención de que a la medianoche la familia conmemora un nuevo aniversario del nacimiento del Hijo de Dios mismo, que vino a salvarnos a todos. Nada de eso, solo cenan, se van a dormir y al otro día intercambian regalos sin más. Años después aprendí el significado de las fechas comerciales, y de como algunos pueblos tuvieron sus diferencias con la Iglesia Romana que los convirtió en Protestantes, y a partir de ese momento le dieron la espalda a muchas costumbres que los pueblos latinos heredamos.

Tampoco ayuda mucho al entendimiento de nuestros sentimientos por la Navidad, el saber que lo que en realidad celebramos el 25 de diciembre fue originalmente una fiesta pagana, y que la fecha de nacimiento de Cristo sería otra completamente diferente. Peor aún, como bien lo explica el documental Zeitgeist, el origen de Jesús y de toda la religión Cristiana estarían basados en la unión de muchas historias compartidas y mitologías de distintas culturas de la antigüedad como la egipcia y la asiria. Por lo tanto, ni siquiera el significado del nombre de la Navidad en los distintos idiomas (Natividad, Natal, Christmas, etc) tiene sentido en sí.

Entonces, ¿qué es lo que celebramos en la Navidad? Es una fecha esperada de distinta forma por jóvenes y adultos, por aquellos que están solos y los que la comparten con una familia numerosa, es festejada por pueblos de costumbres y religiones muy diferentes entre sí, estuvo cientos de años con nosotros y muy posiblemente siga estando por muchísimo tiempo, superando incluso los cambios de la fe humana, más allá de los días en que se pierda definitivamente cualquier rastro de sus orígenes. Lo que hace tan especial a esta fecha son única y puramente las personas que la festejan. Una persona sola puede celebrar la Navidad, pero cobra sentido real cuando se comparte con otros aquellos lazos invisibles que nos unen. Por eso no son de extrañar la expectativa, los preparativos, las reuniones y los regalos, el vestirse especialmente, adornar las casas, la alegría al límite, la luz y los colores, recordar a nuestros seres queridos, pensar en los demás más que en nosotros mismos.

La Navidad somos nosotros, la celebración de las relaciones que nos unen, la simple alegría de estar vivos.

¡Feliz Navidad!

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