Sin Amaneceres ni Ocasos
Siempre digo que hubiera sido muy bueno si el año tuviese exactamente 364 días, ya que entonces abarcaría justo 52 semanas y todas las fechas caerían invariablemente el mismo día, además no tendríamos la necesidad de andar cambiando constantemente el almanaque, gastando recursos en imprimir nuevas agendas y demás papelería todos los años. De todas formas, y no soy el primero en proponerlo, es un criterio que se podría adoptar con un poco de sentido común y voluntad colectiva: agregar el día extra y los bisiestos como un adicional de cada año, un día comodín que no es lunes, ni martes, ni Ernesto. Llámese Pepe, Festivus, o como sea, el beneficio sería tener un calendario prolijo y el regalo de uno o dos días "de yapa" al finalizar diciembre. Este es un ejemplo (con un año de 8 días, siendo el año 4 bisiesto) del calendario actual y cómo quedaría con el nuevo día (indicado con "!"):

año 1    año 2    año 3    año 4(Bi) año 5
lmmjvsdl mmjvsdlm mjvsdlmm jvsdlmmjv sdlmmjvs
12345678 12345678 12345678 123456789 12345678

año 1    año 2    año 3    año 4(Bi) año 5
lmmjvsd! lmmjvsd! lmmjvsd! lmmjvsd!! lmmjvsd!
12345678 12345678 12345678 123456789 12345678

Hay muchas otras propuestas similares para corregir un calendario no muy consistente a pesar de haber sido modificado ya varias veces durante la historia. Incluso debería en algún momento analizarse según el impacto de las jornadas laborales, con una tendencia actual a ser cada vez más cortas. Posiblemente en el futuro correspondería dividir la semana actual en 4 días de trabajo y 3 de uso personal, o redistribuir los días en semanas de 8 días con 5 días laborales. Es un tema complejo que depende de aspectos económicos y sociales, y requiere de un análisis más extenso en otro momento.

Es muy interesante también pensar en otras realidades alternativas que podrían haber ocurrido de haber sido ligeramente distintos algunos movimientos de nuestro planeta. Supongamos qué hubiera sucedido si se hubieran dados las siguientes condiciones:
  • Si la rotación y traslación de la Tierra estuvieran sincronizados, o sea 1 día equivaldría a 1 año. Esto ya lo vemos en la Luna, donde siempre muestra la misma cara hacia nosotros al durar exactamente lo mismo el día lunar y su movimiento alrededor de la Tierra. Al apuntar siempre hacia el Sol, un lado del planeta estaría constantemente iluminado y el otro en la oscuridad permanente.
  • Si el eje terrestre tuviera una inclinación de 0 grados (en lugar de los 23 grados actuales y su movimiento de trompo oscilante) y la elipse de la órbita alrededor del Sol fuera lo más circular posible, de esta forma no habría ciclos estacionarios cambiantes, no más inviernos y veranos.
Si a pesar de estas situaciones tan distintas, el clima y la vida en la Tierra hubieran evolucionado y se comportaran de la misma forma en que los conocemos, igualmente los pueblos de la Tierra estarían separados más que nunca por realidades muy diferentes. Hoy a pesar de vivir en otras culturas, un otoño en Tokio es similar a uno en París, y un atardecer en Odessa se puede disfrutar horas después también en Buenos Aires. Muy distinto sería vivir en un invierno constante sin la esperanza de una primavera, o en un verano abrasador sin una estación de lluvias o vientos conocidos que trajeran aires nuevos, sin la justa inclinación del eje terrestre que nos de un ciclo de estaciones de cambios dramáticos pero a la vez predecibles. Hay lugares así actualmente en este mundo y la gente demostró poder acostumbrarse a ésto, y a viajar a otros horizontes buscando mejor clima cuando no. Más extremo sería cuando razas apartadas hubieran evolucionado sin un ciclo día/noche constante y parejo alrededor del mundo: existiría la "gente de la luz" y la "gente de la oscuridad", unos y otros con características y comportamientos muy diferentes. Estos últimos serían seguramente extraños a nuestros ojos, habrían desarrollado habilidades especiales para poder sobrevivir, con sus sentidos mejorados, habitando un mundo con otros sonidos, pocos colores y otros miedos.

¿Cuál sería el momento del día que elegirían, si pudieran, para congelar en un instante el movimiento del Sol por el cielo? La Hora Perfecta. Yo creo que mi elección sería las 9 de la mañana, un horario donde la luz es brillante y todo parece nuevo, donde la brisa es fresca y el ánimo siempre dispuesto, donde la impresión es que las cosas no pueden salir mal. En un mundo así no habría amaneceres ni ocasos, únicamente podrían observarse al viajar al este o al oeste, y posiblemente se contratarían vuelos en avión con el solo fin de poder experimentar estos espectáculos. Hablaríamos de cosas como "¿Y vos en qué horario vivís?" o "Decidí mudarme a un lugar donde son las 5 de la tarde". Haríamos turismo en playas que además de hermosa arena y cálido mar tendrían un Sol constantemente besando el horizonte. Compartiríamos fotos de lugares remotos donde la luz y las sombras son otras.

El frío y el calor o el sentido del paso del tiempo, muchas veces son sensaciones subjetivas. En cambio la sucesión de días y noches, la visita cíclica y constante de las estaciones, son realidades que nos acompañan desde siempre, y es fascinante pensar en la equitativa distribución de estas maravillas de la naturaleza. No sé si una mano divina intervino para que las cosas sean como son, pero me parece que es muchísimo más que una inmensa coincidencia. Una bienvenida coincidencia.

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