Las Dueñas del Color
(El Problema de los Sexos [2da parte], ver 1ra. parte en este link)
Las Dueñas del Color son las creadoras de vida, las que nos llevaron dentro tantos meses para que viéramos el mundo, y por eso nos conocen tanto. Ellas son las que dominan la luz y las formas, las que llenan el lienzo con todos los tonos del día, las que con su sola presencia nos alegran y animan como una mañana de verano.

No es verdad que seamos iguales, es inútil la discusión o la pelea, es claro que Las Dueñas del Color son superiores al hombre aunque algunas no lo sepan todavía. Envidiamos su belleza que nos deja sin aliento cuando se pasan horas preparándose, y (sobre todo) también cuando solo son ellas mismas; la gracia de cada uno de sus movimientos, la frescura, la alegría con la que viven la vida como si no hubiera nada de qué preocuparse hoy, porque todo es parte de un plan que saben de memoria; la humanidad de una madre, una amiga, una hermana, una hija que siempre están cuando se las necesita.

Las Dueñas del Color solamente envidian del hombre el poder heredado como un accidente de la naturaleza al formar las familias y sociedades primitivas. Nos cuesta mucho imaginar un mundo donde el control no se obtenga (como último o como primer recurso) a través de la violencia, la agresión, la prepotencia. Desde jóvenes nos marcan estos fundamentos muy difíciles de cambiar. Las cosas podrían haber sido muy distintas si desde el origen de nuestra especie se hubiese impuesto el matriarcado como principio, si ellas con su virtudes y defectos hubieran ocupado el centro con todo lo que eso implica.

Puedo parecer un soñador que fue fácilmente enceguecido en la sobrevaloración de lo que es bello, pero prefiero imaginar que si no hubiera existido el impulso hormonal de la testosterona de marcar territorio, de necesitar imponerse y eliminar la competencia, si la vida misma hubiese sido forjada por otros parámetros, sería natural para todos que los hombres y mujeres funcionaran de otra forma. Pero en ese mundo del revés, sin embargo, el hombre no hubiera terminado como esclavo de lo femenino, porque Las Dueñas saben de la unión y el respeto, conocen y valoran las diferencias como algo a integrar para ser mejores más que como algo que divide al final a las personas.

Para las Dueñas del Color no tendría sentido dejar todo y pasarse la vida a caballo recorriendo los rincones de la Tierra, sino que, por el contrario, habrían fijado raíces profundas en el suelo elegido, y las ciudades desde muy temprano hubieran crecido fuertes, perdurables en el tiempo y llenas de vida. Seguramente habría habido conflictos de límites o problemas similares con los vecinos, pero ellas habrían encontrado soluciones más allá de conquistar, saquear y matar a otros pueblos. No sería raro, en esa otra realidad, que la gente toda hablara el mismo idioma y compartieran las mismas costumbres como una moda que une y que a veces lleva a competir pero solo para mejorar continuamente.

Las Dueñas del Color prefieren ser princesas antes que reinas: admiradas, queridas, necesitadas y reverenciadas pero sin desvivirse por sentirse superiores a los demás, solamente ansiando ser felices y entregando felicidad a los que las rodean. También como Dominadoras de la Luz son soñadoras, no necesariamente esperando al príncipe que llegue a rescatarlas sino al contrario, sabiendo que existe alguien ahí afuera buscando su amor y que al encontrarla recibirá finalmente mucho más de lo que jamás hubiera pensado. Amas de su tierra, son ellas las que ejercen la silenciosa conquista, dictan las reglas básicas del orden sobre el caos, y con gran triunfo mejoran (aunque a veces no lo notemos) hasta el lugarcito más pequeño por donde pasan.

Ellas nacen siendo Dueñas del Color y saben que no es un título fácil de llevar aún conociendo que al final del camino los frutos conseguidos serán los más dulces. ¿Cómo sé que son mejores? Porque fundamentalmente ellas son como el futuro que vemos cuando cerramos los ojos y soñamos un mundo donde las personas, a pesar de sus diferencias y problemas diarios, viven juntos en armonía, respeto y comprensión. Porque al final del día las que logran superar el desafío y mantener su esencia pura logran contagiar en miles de pinceladas a un mundo que necesita de su luminosidad y colorido.

Pero no me tomen muy seriamente, después de todo ¿qué se yo de mujeres?
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