Día de la Discusión
Nunca entendí bien el origen de esto, yo soy de la idea de que no pensaron demasiado lo que estaban haciendo. Supongo que se basaron en que ya existían en el calendario varios días especiales para celebraciones o para la realización de actos humanos diversos: fechas marcadas para arrepentirse y para dar las gracias, para comprometerse y formar vínculos, para recordar a aquellos que ya no están y hasta para reflexionar sobre un problema en particular. Pero cuando surgió la propuesta del Día de la Discusión no fue muy claro qué vacío esperaban llenar.

Lo interesante de muchas de las fechas es que interrumpen nuestra rutina obligándonos hasta cierto punto a dedicarnos a otra cosa. A veces no prestamos suficiente atención al significado de esos días y los dejamos pasar sin más, pero extrañamente cuando se instauró todo un día dedicado a la discusión la gente lo acogió con enorme pasión, dedicándose hora tras hora a discutir con todo aquel que se le cruzara, con el esposo o esposa, con la familia, con amigos, con su jefe en el trabajo o con cualquier desconocido al paso.

Sorprendentemente se puede ser testigo de una extraordinaria participación en este día, porque de alguna forma es tomado por todos como una fiesta imperdible. Por donde se mire uno encuentra personas enfervorizadas debatiendo sobre cualquier cosa, sea esta relevante o no. El espíritu compartido es el de cuestionar lo establecido, las ideas impuestas, aquello que se mantuvo inalterable en el tiempo solo porque sí, sin haber sido nunca revisado. Sin embargo no se busca llegar a un resultado concluyente y menos aun intentar cambiar al mundo. Es más, al final de cuentas tampoco importa ganar o perder un argumento sino haberlo planteado.

Al día siguiente, entonces, las cosas vuelven a la normalidad y todas las peleas que se hubieran producido son olvidadas, o más bien se recuerdan pero como acciones que generan lazos en lugar de romperlos. Es similar a un "tercer tiempo" en el rugby, donde los jugadores magullados después de la feroz batalla al finalizar el partido se abrazan en un bar compartiendo una cerveza; así también los discutidores dejan atrás las disputas de ayer y se concentran en lo rescatable que les dejó cada discusión.

Cada año vuelve a surgir también el tema de si el Día de la Discusión es o no es algo productivo para la sociedad. Hay quienes defienden esa fecha y otros muchos opositores que se muestran totalmente en contra de la misma. Los que están de acuerdo en conservarla esgrimen que debería permanecer en el calendario, por lo menos como una muestra de la condición humana. Aquellos que están en contra desafían diciendo que se pierde un día completo en altercados inútiles que no llevan a ninguna parte. Incluso están quienes dice que TODOS los días son el Día de la Discusión, que no es correcto discriminar a los discutidores relegándolos a una única fecha al año.

Lo que resulta más curioso de todo este asunto, es que la existencia misma de esta fecha genera tan acalorada polémica que esto es tomado como la demostración fundamental que justifica su existencia. Se debatió tanto la cuestión que finalmente se decidió que el Día de la Discusión debería ser parte permanente del calendario. Aunque no fue una conclusión propiamente dicha, sino más bien un resultado por falta de consenso. Una vez que fue implementado, este día no podrá jamás ser eliminado sin ser discutido eternamente hasta el hartazgo.
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