
Esta larga y tal vez un poco aburrida introducción sirven únicamente para poder darme pie a jugar un poco con algunas ideas, como ya lo hizo Borges con su Funes el memorioso y la historia de un hombre que no podía olvidar absolutamente nada de su vida, o como fue tratado por Hollywood en la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos al presentar un tratamiento cerebral con el cual uno tendría la facultad de elegir qué momentos o incluso qué personas borrar íntegramente de la memoria. Y la lista sigue, con distintas variantes en muchas otras historias.

Otro uso de la pastilla, un poco más arriesgado, permitiría a parejas programar una salida romántica, olvidarse momentáneamente el uno del otro, y volver a tener una primera cita para conocerse nuevamente sin ningún preconcepto y, con suerte, volver a enamorarse. El riesgo sería justamente que, de esa forma, descubrieran que son muchas más las razones que los separan que las que los unen, y al recobrar la memoria quedara la verdad como una revelación, más efectivamente que una sesión de terapia. Una herramienta como esta tendría una mayor utilidad para la reafirmación del amor, si se quiere, que la moda actual de casarse por segunda vez con la misma persona.
Al vover a casa sería mejor que una aspirina para evitar un dolor de cabeza, poder olvidar aunque sea por un rato el horrible viaje en trenes o subtes llenos de gente transpirada, o trabados en el tránsito por horas, o también luego de un trámite interminable que nos deja exhaustos. Algunas veces, este invento daría un gran consuelo para aquellos tan tristes que no pueden dejar de llorar, y les permitiría tener un poco de calma y tal vez dormir y soñar un poco.
El mayor problema que opacaría a la Pastilla para el olvido, sería la gran demanda por una versión mejorada del producto, que ofreciese la ansiada pérdida permanente de un recuerdo. Pero entonces surgirían muchísimos problemas relacionados, empezando por aquellos individuos que se volvieran de alguna manera adictos a su consumo, viviendo sus vidas en un ciclo continuo de "arriesgarse -> equivocarse -> olvidar", siendo felices únicamente de esa forma, sin encontrar otra salida. También habría una innumerable cantidad de juicios de aquellos arrepentidos que quisieran volver a llenar los huecos vacíos, entendiendo muy tarde que nosotros SOMOS nuestros recuerdos, que si le damos una oportunidad el tiempo nos hace ver con otro color incluso nuestros recuerdos más tristes, y que es infinitamente mejor paladear el vino de una vida llena de momentos, que contemplar la copa de una existencia vacía. Muchas de estas personas pelearían a capa y espada para recuperar su memoria pero, confundidas, en su interior oirían una inquietante voz diciéndoles que en realidad nunca vivieron esa vida que reclaman, que están culpando a alquien por haberles quitado algo que no tuvieron jamás y que únicamente buscan un justificativo por no haber vivido. Definitivamente, la fábrica de juicios, válidos o inventados, terminaría con el olvido en cápsulas.
Muchos años en el futuro, es de esperar que un grupo de hombres se reunirá a revisar estos problemas de forma fría y hablando con frases grandilocuentes llenas de citas legales, y concluirán con la prohibición de toda manipulación que afecte nuestras mentes, al menos de forma permanente. Podremos entonces vivir en paz con nuestros recuerdos, y concentrarnos en valorar aquello que dejamos atrás y fundamentalmente en esperar con ansias lo que todavía está por venir.
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1 comentario:
Me parece muy divertida la idea de tomar una pastilla para ver por primera vez Volver al Futuro o Terminator. Yo sinceramente la usaría para olvidarme de tanta experiencia laboral cuando me toca cambiar opiniones con los "lideres de hoy" (tienen 26 años y se piensan que la saben todas ... y no pasaron por ninguna implementación! :S).
También la usaría para que se me vaya la angustia de ver a una nena de 4 años solita en un subte a las 10 de la noche pidiendo una monedita y no poder hacer nada porque seguramente si le acaricio el cabello enredado va a venir su "familia" a acusarme de algo e intentar sacar un provecho de la situación. Creo que a falta de esa pastilla, elijo no viajar en subte, no ver el noticiero y no leer los diarios, me quedo en mi cucha porque tengo a mi cachorrita para cuidar, educar y alimentar.
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