Hola, esposa querida. Quería escribirte unas palabras para aclarar un poco algunos temas. No es verdad que me olvide siempre las cosas. A veces pasa, es cierto, pero la cuestión es que tengo una memoria extrañamente selectiva y por eso se me ocurrió hacer una lista detallando cómo soy, así podemos finalmente aclarar este asunto y seguir peleando pero por otros problemas más importantes:
Antes que nada quiero asegurarte que yo no miento, excepto cuando hay cosas muy chiquitas que me da vergüenza confesar, aunque ya deberías saberlo. Sé que vos a veces también "ocultás la verdad" por razones similares cuando te sentís vulnerable o atacada. Pero no importa, lo que quiero dejar claro es que cuando digo que recuerdo exactamente cómo ocurrió algo o qué fue lo que dijimos, es porque realmente es así. Deberías confiar más en mi memoria cuando se refiere a cosas importantes. Ocasionalmente me equivocaré, es cierto, y cuando eso suceda no será intencionalmente.
Por otro lado, soy muy pero muy malo para recordar las caras y los nombres de personas que recién conozco, o que conozco poco. Me pasa con compañeros de oficina con lo que me crucé incontables veces durante años de trabajo, e incluso con personas y hasta con familiares que veo constantemente en fiestas. Siempre debo preguntarte quién es aquel o aquella con los cuales estuvimos compartiendo un cumpleaños y hablando de nuestras vidas por horas. Tengo tías que solo conozco por apodo...
De ninguna forma voy a recordar los nombres de los negocios y restaurantes a los que fuimos, no tengo esa habilidad. No sirve de nada preguntarme por aquel lugar de Bariloche que tanto nos gustó pues lo habré olvidado apenas cruzando la puerta de salida (a veces no sé el nombre ni siquiera estando dentro del local). Lo mismo me pasa con la cuenta: puedo revisar que no contenga errores y sacar la tarjeta para pagar sin ningún asomo de duda, pero al segundo siguiente ya no sabré cuánto fue lo que gastamos.
Obviamente recuerdo todas aquellas cosas que me interesan, por lo menos mientras me sean útiles o las tenga presentes en la vida diaria. Si sabía de memoria (casi) todas las canciones de los Beatles, hoy vacilaré sobre cómo seguía la letra de alguna porque ya no las canto todo el tiempo. También es cierto que a veces considero innecesario recordar algo que puedo encontrar en un libro, como decía Einstein, y la Internet es a la vez una bendición y una sentencia para la memoria.
Un párrafo entero requiere detallar los olvidos sobre (y por) el tiempo. Puedo recordar las fechas, no es problema, pero cuando hay que tener tantas presentes, el año avanza muy rápido y da la vuelta sorprendiéndonos desatentos. En general me acuerdo semanas antes de un aniversario o cumpleaños, por ejemplo, y pienso mil veces el momento de llamar a alguien para felicitarlo, y sin embargo cuando llega el día señalado me olvido... Soy así, no puedo evitarlo. Mi problema no es anticipar una fecha, sino aprehender el tiempo con firmeza para que los días no se escapen.
Te escribo todo esto como un recordatorio para cuando mi memoria no sea la misma. Como una guía para que sepas distinguir entre lo que soy hoy y cómo seré entonces, en los días en que ya no sea el mismo que hoy te escribe. Puedo decirte que estaré eternamente a tu lado cuando me necesites, pero no estoy tan seguro de que mi pobre cerebro funcione tanto tiempo. Por eso lo digo hoy. Por eso quería escribirte unas palabras para dejar en claro que sos parte de mí, te llevo siempre dentro, bien adentro, aunque la mente me falle algún día y parezca que no estás allí.
¡Por favor no me olvides!
Tuyo, Gus.
Antes que nada quiero asegurarte que yo no miento, excepto cuando hay cosas muy chiquitas que me da vergüenza confesar, aunque ya deberías saberlo. Sé que vos a veces también "ocultás la verdad" por razones similares cuando te sentís vulnerable o atacada. Pero no importa, lo que quiero dejar claro es que cuando digo que recuerdo exactamente cómo ocurrió algo o qué fue lo que dijimos, es porque realmente es así. Deberías confiar más en mi memoria cuando se refiere a cosas importantes. Ocasionalmente me equivocaré, es cierto, y cuando eso suceda no será intencionalmente.
Por otro lado, soy muy pero muy malo para recordar las caras y los nombres de personas que recién conozco, o que conozco poco. Me pasa con compañeros de oficina con lo que me crucé incontables veces durante años de trabajo, e incluso con personas y hasta con familiares que veo constantemente en fiestas. Siempre debo preguntarte quién es aquel o aquella con los cuales estuvimos compartiendo un cumpleaños y hablando de nuestras vidas por horas. Tengo tías que solo conozco por apodo...
De ninguna forma voy a recordar los nombres de los negocios y restaurantes a los que fuimos, no tengo esa habilidad. No sirve de nada preguntarme por aquel lugar de Bariloche que tanto nos gustó pues lo habré olvidado apenas cruzando la puerta de salida (a veces no sé el nombre ni siquiera estando dentro del local). Lo mismo me pasa con la cuenta: puedo revisar que no contenga errores y sacar la tarjeta para pagar sin ningún asomo de duda, pero al segundo siguiente ya no sabré cuánto fue lo que gastamos.
Obviamente recuerdo todas aquellas cosas que me interesan, por lo menos mientras me sean útiles o las tenga presentes en la vida diaria. Si sabía de memoria (casi) todas las canciones de los Beatles, hoy vacilaré sobre cómo seguía la letra de alguna porque ya no las canto todo el tiempo. También es cierto que a veces considero innecesario recordar algo que puedo encontrar en un libro, como decía Einstein, y la Internet es a la vez una bendición y una sentencia para la memoria.
Un párrafo entero requiere detallar los olvidos sobre (y por) el tiempo. Puedo recordar las fechas, no es problema, pero cuando hay que tener tantas presentes, el año avanza muy rápido y da la vuelta sorprendiéndonos desatentos. En general me acuerdo semanas antes de un aniversario o cumpleaños, por ejemplo, y pienso mil veces el momento de llamar a alguien para felicitarlo, y sin embargo cuando llega el día señalado me olvido... Soy así, no puedo evitarlo. Mi problema no es anticipar una fecha, sino aprehender el tiempo con firmeza para que los días no se escapen.
Te escribo todo esto como un recordatorio para cuando mi memoria no sea la misma. Como una guía para que sepas distinguir entre lo que soy hoy y cómo seré entonces, en los días en que ya no sea el mismo que hoy te escribe. Puedo decirte que estaré eternamente a tu lado cuando me necesites, pero no estoy tan seguro de que mi pobre cerebro funcione tanto tiempo. Por eso lo digo hoy. Por eso quería escribirte unas palabras para dejar en claro que sos parte de mí, te llevo siempre dentro, bien adentro, aunque la mente me falle algún día y parezca que no estás allí.
¡Por favor no me olvides!
Tuyo, Gus.
Comentarios